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lunes, 29 de abril de 2013

Glagdius Hispaniensis Contra Falcata Iberica

  En las guerras púnicas chocaron sobre el suelo de la Península Ibérica, dos armas nacidas originariamente en Hispaniae, la Falcata Íbera y el Gladius Hispaniensis. Manejada la primera por los mercenarios íberos que lucharon con Aníbal, la segunda fue adoptada por las legiones romanas. Ambas armas pueden ser consideradas como las primeras muestras de la "tecnologías armamentística" surgida en la Península.

La llamada “falcata ibérica” se incorporó a la lucha de Cartago contra Roma en el curso de la Segunda Guerra Púnica, cuando se incorporaron al ejército de Aníbal, mercenarios íberos con sus armas habituales: hondas para las tropas reclutadas en Baleares y falcatas para los mercenarios íberos reclutados en el sudeste de la Península. Pero una vez en territorio itálico, comprobaron que sus adversarios utilizaban una espada que conocían bien, el Gladius Hispanensis, utilizado por tribus celtas del Norte de la Península y adoptada como espada de ordenanza de las legiones romanas.

Entras las dos armas surgidas de lo más remoto de nuestra antigüedad existen no pocas similitudes y suficientes diferencias como para pensar que ya, en sí mismas, prefiguraron las “dos Españas” que, desde entonces, siguen chocando sus filos. En realidad, lo que algunos han llamado “el drama histórico de España” puede entenderse a partir de las vicisitudes y orígenes de estos dos modelos de armas. Así pues, vamos a revisar primero las características e historias de cada arma y luego intentar extraer algunas conclusiones.

La verdadera fisonomía de la Península Ibérica en el siglo III a. JC

Sobre la Falcata y su historia no puede decirse nada más de lo que ya dijo Fernando Quesada Sanz, sin duda el máximo estudioso de este arma, a la que consagró un volumen publicado por la Diputación Provincial de Alicante (“Arma y Símbolo: la Falcata Ibérica”) en 1992. Es a esta obra y a su autor a los que nos vamos a referir continuamente en las líneas que siguen. Quesada parte de una pregunta verdaderamente misteriosa: “¿Cómo unos íberos y galos de reclutamiento reciente, que combatían a su estilo indígena –supuestamente irregular y guerrillero- pudieron ser colocados por Anibal en el centro de su línea de batalla, justo donde más dura habría de ser la batalla en formación cerrada de infantería pesada?”. Y él mismo da la única respuesta posible: “Sólo si su armamento era el adecuado podía hacerse tal cosa, lo que a su vez sugiere nuevas preguntas sobre la supuesta “ligereza” del armamento de galos e íberos”. El ejemplo de Cannas nos hace caer en la sospecha de que, posiblemente, el pasado no fue tal como nos lo han contado. La imagen creada en nuestro subconsciente por la historia nos induce a pensar que los íberos y los galos combatían anárquicamente y de manera desordenada, prácticamente desconocían cualquier táctica y suplían su falta de conocimientos militares y estratégicos con su mero valor y heroísmo, rayano en la temeridad. La imagen que nos hacemos de los guerreros de la Hispaniae antigua nos los muestra cubiertos con pieles y cascos toscos, capaces solamente de asegurarse la victoria, amparados tras muros inexpugnables o bien en la sorpresa propio del guerrillero. Pero Cannas fue otra cosa. Para salir victorioso de Cannas era preciso disponer de infantería pesada, disciplina y conocer las técnicas de las formaciones de combate. No existen estudios completos sobre las técnicas de combate ibéricas, pero podemos tener la legítima sospecha de que eran, como mínimos tan complejas como las de sus oponentes romanos. De otra manera Aníbal no hubiera hecho bascular sobre ellos todo el peso de la batalla de Cannas. Así pues, hay algo que la historia todavía no nos ha revelado. Damos por sentado que existían tribus íberas cuyos sistemas de combate eran extremadamente sofisticados y, probablemente, superiores a las de los pueblos vecinos del norte de los Pirineos.

Se cuenta, por ejemplo, y más adelante volveremos a ello, que mientras los galos en combate veían como sus espadas se doblaban y mellaban tras los primeros golpes, las espadas íberas, tanto la Falcata como el Gladius eran extremadamente sólidas. Eso deja presuponer una tecnología metalúrgica sofisticada. Se dice que los íberos, para demostrar la elasticidad y resistencia de sus espadas, se colocaban el centro de la hoja sobre la cabeza y conseguían doblarla hasta que la empuñadura y la punta les tocaban los hombros. Si no hubiera sido mediante una tecnología ampliamente sofisticada y mediante conocimientos militares avanzados, como mínimo tanto como los que podían disponer en aquel momento otros pueblos del Mediterráneo, hubiera sido imposible que Tartessos hubiera destacado y dominado durante siglos en una zona estratégica y comercial de primer orden como era Gibraltar y el suroseste de la Península. El hecho de que fenicios, griegos e incluso egipcios, se interesaran por el comercio con los pueblos del litoral peninsular, deja pensar que existían ya gentes con capacidad adquisitiva y un nivel de civilización suficiente como para realizar notables intercambios culturales.

El estudio de los dos tipos de espadas oriundas de Hispaniae nos va a permitir, no solamente conocer un poco mejor nuestro pasado ancestral, sino también y sobre todo, completar la imagen que tenemos de nuestros antepasados. En los combates de la antigüedad, la espada era el arma esencial en los combates. Las legiones romanas lanzaban las dos jabalinas que portaba cada soldado y a continuación atacaban con la espada. Por su parte, las falanges cartaginesas tenían tácticas similares. La espada era, en última instancia, el arma que contribuía a resolver los combates. Es altamente significativo que en el curso de la Segunda Guerra Púnica, las espadas que utilizaron uno y otro bando tuvieran un origen español. Casi veintitrés siglos después, los combates los resuelve fundamentalmente la superioridad aérea, tanto estratégica como táctica, podemos imaginar lo que supondría que los países de la Península Ibérica el ser, durante el período de la Guerra Fría, el suministrador de cazas y bombarderos tácticos a ambos bandos.

Los guerreros íberos al fallecer solían ser enterrados con sus armas para que pudieran seguir combatiendo en el más allá. El nombre de “Falcata” quería decir, precisamente, “compañera” o “bienamada” y era la pertenencia más preciada del guerrero íbero. “Arma sanguine ipsorum cariora” (“las armas eran más queridas que su propia vida”) había escrito Pompeyo Trogo sobre los pueblos de la Península Ibérica. Quesada recuerda que en varias ocasiones diversos distintos ejércitos celtibéricos se negaron a rendirse al exigirles los romanos abandonar sus armas, prefirieron ser aniquilados. Así ocurrió con los íberos al servicio de Cartago, sitiados por Marcio y con Viriato que estuvo a punto de entregarse a Popilio hasta que éste le solicitó las armas; en ese momento reemprendió el combate. El arma era lo que caracterizaba al hombre libre. El celtíbero “prefería morir luchando con gloria a que sus cuerpos desnudados de sus armas fueran entregados a la más abyecta servidumbre”, cita Diodoro Sículo. Por eso, íberos y celtíberos atribuían tanto valor a sus armas y por eso se habían preocupado por hacer de ellas, las mejores armas de la antigüedad.

La Falcata Ibérica

Los arqueólogos e investigadores han convenido que la Falcata era el arma por excelencia de la Península en la Segunda Edad del Hierro. Existen espadas con relativa similitud a la Falcata, pero ninguna igual, por lo que puede deducirse que esta espada fue ideada en nuestro territorio. Su forma es muy particular, fácilmente identificable y perfectamente estudiada para obtener el máximo resultado de cada golpe. Su hoja y su empuñadura son únicas. La hoja ancha y curvada, la empuñadura con la cabeza de animal. Abunda en la Península, especialmente en el Sur-Este, mientras que en el centro y Norte se encuentran habitualmente espadas de hoja recta. No existe ninguna duda de que las espadas curvas eran íberas, mientras que las rectas eran utilizadas por guerreros celtíberos.

Quesada describe así la morfología de la Falcata: “es una espada de mediado tamaño con una longitud media de unos 60 centímetros. Se caracteriza por una hoja ancha asimétrica, con un filo principal y otro secundario, de modo que en apariencia es un tipo de sable corto. La hoja aparece surcada por profundas acanaladuras, ocasionalmente decoradas con damasquinados de plata. Sin embargo, el elemento más característico de la falcata es su empuñadura, típica de un arma cortante, que se curva para abrazar la mano que la empuña y remata en la cabeza de un animal, ave o caballo”.

Al igual que el Gladius Hispanensis, la Falcata está forjada por tres láminas de metal soldadas entre sí. La central es más ancha y su prolongación forma la empuñadura, mientras que las extremas más delgadas. Se han encontrado medio millar de Falcatas en la Península Ibérica y varias decenas en Italia, llevadas por los mercenarios íberos que lucharon con Aníbal. La media de longitud es de 60,2 centímetros. Es pues un arma de infantería; su longitud sería demasiado menguada para poder ser utilizada por la caballería en un momento en el que el estribo todavía no se conocía y cualquier golpe demasiado enérgico que no alcanzara su objetivo podía desequilibrar al jinete. La mayoría de armas encontradas son del siglo IV a.JC., aunque se cree que las primeras armas de este tipo debieron forjarse en los siglos VI-V a.JC y hasta el siglo I a.JC apenas evolucionaron. La mayor concentración de Falcatas se encuentra en la provincia de Alicante y, luego, en la vecina Murcia.

Pero ¿por qué una forma curva de la hoja? El filo principal tiene una forma de “S” invertida con la parte cóncava más próxima a la empuñadura y la convexa hacia el filo. Esto hace que el centro de percusión se encuentre hacia la punta, mientras que el centro de gravedad está hacia la empuñadura, con el resultado de cargar peso sobre la parte del extremo y hacer que los golpes alcancen, por eso mismo, su máxima potencia sin desequilibrarse. El dorso de la hoja, no está afilado y es la parte más gruesa de la hoja. Esta forma de la hoja facilita golpear tanto con el filo como con la punta, siendo una de las pocas espadas que lo permiten.

Lo más sorprendente de la hoja son las acanaladuras que muestra. Algunas espadas tienen acanaladuras muy simples y en otras extremadamente complejas cubiertas de plata y con inscripciones y dibujos geométricos. Se ha discutido mucho sobre el significado y la utilidad de estas acanaladuras. Hoy se sabe que la explicación dada hasta hace poco es errónea. Las acanaladuras no sirven para que penetre aire en las heridas y esto genere gangrena; de hecho, cuando el filo de una espada ha penetrado seis o nueve centímetros en un cuerpo, con un tajo lateral, o bien más de cinco centímetros en un pinchazo con la punta, no hace falta que aparezca la gangrena, la víctima puede considerarse, prácticamente, por muerta. En realidad, las acanaladuras atribuyen a la espada nuevas cualidades físicas y mecánicas: de un lado, el metal que se sustrae a la hoja, hace que su peso total disminuya y de otro, las acanaladuras hacen que aumente la superficie de la hoja y, por tanto, su resistencia a los golpes, tanto frontales como laterales. En otras palabras, aumenta la resistencia y disminuye el peso.

En cuanto a la empuñadura de las Falcatas Íberas evoca la de las antiguas espadas griegas, especialmente cuando tienen formas de aves. Simbólicamente, la espada que silva con el viento, es que tiene alguna relación con el elemento aire y, por asimilación, con las aves. Lo sorprendente de la empuñadura es su pequeñez. Llama la atención e induce a pensar que la mano del íbero no era excesivamente grande. En realidad, la empuñadura está perfectamente estudiada para que todos los dedos, salvo el pulgar, la agarren cómodamente. Además tiene una estructura anatómica que contribuye a mejorar esta característica.

No se sabe mucho de cómo era llevada esta arma antes de los combates. Las vainas que se han encontrado están excesivamente deterioradas como para que nos den una respuesta exacta. Tampoco se sabe si se llevaba en el costado derecho o en el izquierdo, colgada del cinto o con un tahalí. Parece que la mayor parte de las fundas debían ser de cuero con cuatro refuerzos metálicos. En los dos superiores se encuentran las anillas de suspensión y, en algunas, se han encontrado pequeños puñales que se sostendrían con la presión ejercida por el metal sobre el cuero. El extremo estaría rematado por una bola.

A excepción de Bosch Gimpera, quien opina que la Falcata tiene un origen norpirenaico oriental, y habría pasado de los celtas de la Meseta Central a los íberos del Sur y Sur-Este, el resto de los arqueólogos e investigadores opina que se trata de un arma autóctona de origen íbero. En 1944, Bosch Gimpera rectificó algo su posición y afirmó que se trataba de un arma inspirada en los antiguos cuchillos griegos cretenses y minoicos, anteriores a las invasiones aqueas y dorias. La Falcata sería suficientemente similar a la “macharia” griega como para poder afirmarse que era hija de la misma inspiración. Esta arma llegaría a los íberos a través de los etruscos a principios del siglo IV. Otros autores han planteado un origen fenicio de la Falcata y otros han señalado que desde la Edad del Bronce se viene encontrando armas similares en el ámbito de la cultura de Mecenas e incluso en Egipto. Ahora bien, todos estos pueblos pertenecen a la misma familia de pueblos Mediterráneos, anteriores a la llegada de los indoeuropeos, así pues, no hay que extrañarse que existan ciertas similitudes en las armas que utilizaban, en la medida en que su psicología era la misma o muy similar.

Parece poco probable que a partir de las invasiones de aqueos y dorios, espadas con esta forma subsistieran en Grecia. La forma de combate que emanó desde las población de estos troncos indoeuropeos más puros, era en forma de “falange” en formación cerrada y utilizando la lanza como arma ofensiva. En esta formación solamente se recurría a la espada cuando el arma principal, la lanza, quedaba inutilizada. Los griegos y los romanos adoptaron la misma forma de combate y tipos similares de armas: la espada corta para el cuerpo a cuerpo, que mataba con la punta. La “machaira” no servía para esta forma de combate: era excesivamente larga y debía manejarse de arriba a bajo, dejaba durante el momento de asestar el golpe, desprotegida la exila y, además, existía la posibilidad de herir al compañero que combatía detrás. La “machaira” y el “kopis” griegos, eran espadas demasiado largas, adaptadas quizás para el combate sobre caballos, pero no para la formación hoplítica.

La Falcata podía utilizarse tanto de punta como por el filo, al igual que el Gladius Hispaniensis, pero así como la primera se utilizaba “preferentemente” con el filo y solo aleatoriamente de punta, en el Gladius sucedía justamente lo contrario. Ambas espadas eran polivalentes, pero cada una priorizaba determinado tipo de golpe, evidenciando, por otra parte, las características psicológicas de los guerreros que las empuñaban. La táctica del combate determina que la Falcata se utilizada de manera diferente ante cada situación. Mientras que la formación de combate era cerrada, las espadas sobresalían entre los escudos y tendían a herir con la punta al adversario, pero cuando, ya fuera por dispersión y persecución del adversario o bien por derrumbe de las propias líneas, unos guerreros combatían a distancia de otros, el golpe con el filo debía ser utilizado preferentemente.

Fue un arma que abarcó entre cuatrocientos y quinientos años de civilización. Las últimas encontradas se datan en el siglo I a.JC. Cuando la Falcata periclita, el Gladius Hispaniensis goza de su momento de gloria. Está presente en todos los teatros de operaciones, desde Bretaña hasta Palestina y desde la antigua Cartago hasta las fronteras con Germania. Pero en ese tiempo se ha producido un cambio la Península Ibérica. Los últimos rescoldos cántabros de insurgencia han sido incorporados finalmente al Imperio por las legiones de Augusto. De hecho, aquellos combatientes ya no utilizaban la Falcata, sino el Gladio. Los íberos habían sido vencidos y los celtíberos se habían incorporado a la romanidad. La civilización había arraigado en Hispania. El estilo que triunfó era el heredado de los pueblos aqueos y dorios, mucho más el estilo de Esparta que el de Atenas, que, por lo demás, también era común a los romanos de los orígenes. El hecho de que nuestra Hispania fuera incorporado a la romanidad tuvo como consecuencia el abandono de la Falcata, símbolo del vencido, y la adopción del Gladius Hispanensis, como característica del vencedor. Porque, por ironías del destino, la espada del vencedor también había sido diseñada y fabricada en la vieja Hispania.

El Gladius Hispanensis

A lo largo de 400 años, el Gladio fue diestramente manejado por infantes romanos y se dice que causó más muertes que todas las armas juntas en todas las guerras durante la Edad Media. Se afirma también que el Glaudius Hispaniensis es el arma que tuvo en su haber más víctimas hasta la invención de la pólvora. Polibio (VI, 23, 6, 7) escribe: “A este escudo le acompaña la espada, que llevaban colgada sobre la cadera derecha y que se llamaba “hispana”. Tiene una punta potente y hiere con eficacia por ambos filos, ya que su hoja es sólida y fuerte”. El historiador latino está hablando del “Glaudius Hispaniensis”, o “espada hispana”.

Cuando los griegos empezaron a frecuentar la costa mediterránea de la Península Ibérica, al regresar a tu tierra explicaron que Hércules había tenido dos hijos llamados celtas e Iber, de los que descendían los pueblos que habían conocido en el extremo occidental del Mediterráneo, íberos y celtas. Para el mundo clásico –y para nosotros mismos– Hércules está ligado al origen ancestral de Hispaniae o de las Hespérides. Desde aquella remota época, el alma de Hispaniae esta relacionada con el heroísmo y el combate (por Hércules) y con la muerte (al estar situada en el Oeste donde se pone el sol). Es posible que estas concepciones griegas derivasen de la influencia de nuestros primeros visitantes marítimos, los fenicios. Estos debieron introducir el culto a Melkarte, el Hércules fenicio y a Tania, diosa de la guerra. Cuando llegaron los griegos, comprobaron las similitudes entre íberos y otros pueblos del Mediterráneo. Éforo los relacione con los sículos y dice incluso que conquistaron la Península Itálica. Otros explican que la “Magna Iberia” se extiende desde el Ródano y el Garona a las Columnas de Hércules y que colonizaron el Norte de África. Otros autores clásicos emparentan los íberos con los oscos, los etruscos, los ausonios y los ligures.

Cuando aparecen los romanos, las tribus íberas ya estaban mezcladas con las celtas y en amplias zonas de la meseta se había llegado a la fusión. Estas mezclas étnicas, sin duda, generaron las luchas tribales que percibieron los latinos al llegar a nuestra tierra. Pero a pesar de los mestizajes, a los romanos les llamó la atención el que los habitantes de la Península practicaran una especie de culto a las armas, al heroísmo, al honor y a la dignidad, a la guerra y a la muerte en combate.

El Gladius se diferencia de la Falcata en que tiene una hoja bien recta y una punta pronunciada. Mientras que la Falcata solamente tiene corte por el filo principal, el gladio lo tiene por ambos lados y penetración por punción. Polibio añade que la mayor parte de los legionarios iban equipados con el Gladius Hispaniensis que junto con el pilum era su arma reglamentaria. La infantería pesada se protegía con un escudo rectangular alargado y utilizaba el gladio como arma ofensiva.

Los romanos habían adoptado de los indígenas hispanos, no solamente el Glaudio, sino también el capote militar de lana negra y gruesa (sagum), los pantalones (bracae) que, a su vez los celtas habían copiado de los escitas, y la jabalina (pilum). En el año 212 las legiones romanas admitieron, por primera vez a mercenarios de origen extranjero. Se trataba de celtíberos que trajeron consigo sus armas. Los romanos se limitaron a incorporar al gladio su propia empuñadura. Estas espadas constituyeron una gran novedad en las Legiones Romanas. Su punta afilada contrastaba con la que hasta entonces habían utilizado, roma y pensada solamente para cortar, no para pinchar. Esto implicó un cambio radical en las técnicas de combate.

El Gladius Hispaniensis es la versión celtíbera de la espada gala tipo de La Tène I. Los celtíberos de la Meseta Central se limitaron a modificarla añadiéndole diez centímetros más a la longitud de la hoja y realizar otras modificaciones menores en el sistema de suspensión y en la vaina.

Los primeros datos sobre esta espada llegan hasta nosotros a través del historiador griego Polibio que acompañó a Escipión en la mayoría de sus campañas y, naturalmente, en la hispana. Polibio nos habla de una espada “llamada iberiké” de cuyas características cita la “punta potente y que hiere con eficacia por ambos filos”. No cabe duda que está hablando al Gladius Hispaniensis. Algo más adelante la compara con la espada gala de la que dice que “hiere solo de filo”. Polibio, añade: "Se ha notado ya que, por su construcción, las espadas galas (machaira) sólo tienen eficaz el primer golpe, después del cual se mellan rápidamente, y se tuercen de largo y de ancho de tal modo que si no se da tiempo a los que las usan de apoyarlas en el suelo y así enderezarlas con el pie, la segunda estocada resulta prácticamente inofensiva. [...] Los romanos entonces acudieron al combate cuerpo a cuerpo y los galos perdieron en eficacia, al no poder combatir levantando los brazos, que es la costumbre gala, puesto que sus espadas (xiphos) no tienen punta. Los romanos, en cambio, que utilizan sus espadas (machaira) no de filo, sino de punta, porque no se tuercen, y su golpe resulta muy eficaz, herían, golpe tras golpe, pechos y frentes, y mataron así a la mayoría de enemigos" (Polibio, 2, 33). César, décadas después, mantendrá el secreto de la forja de las espadas romanas para evitar que los galos pudieran copiarlo. Al parecer, entre el relato de César “La Guerra de las Galias” y el tiempo en que Polibio acompañaba a Escipión en sus campañas, los galos no habían sido capaces de mejorar su tecnología de la forja.

En la Suda Bizantina, escrita en el siglo X, se coincide con lo expuesto por Polibio, pero se añaden unos datos preciosos: "Los celtíberos difieren mucho de los otros en la preparación de las espadas. Tienen una punta eficaz y doble filo cortante. Por lo cual los romanos, abandonando las espadas de sus padres, desde las guerras de Aníbal cambiaron sus espadas por las de los iberos. Y también adoptaron la fabricación, pero la bondad del hierro y el esmero de los demás detalles apenas han podido imitarlo".

Tito Livio realiza alguna referencia a la “espada hispana”: "Los galos y los hispanos tenían escudos casi iguales; sus espadas eran distintos en uso y apariencia, las de los galos muy largas y sin punta". (Liv. 22,46,5). Y, aún existe otra referencia en la que alude al efecto que esta espada causaba entre los macedonios hacia el año 200 a. JC: "acostumbrados a luchar con griegos e ilirios, los macedonios no habían visto hasta entonces más que heridas de pica y de flechas y raras veces de lanza; pero cuando vieron los cuerpos despedazados por el Gladius Hispaniensis, brazos cortados del hombro, cabezas separadas del cuerpo, truncada enteramente la cerviz, entrañas al descubierto y toda clase de horribles heridas, aterrados se preguntaban contra qué armas y contra qué hombres tendrían que luchar". (Liv.31,34).

Existieron distintos tipos de Gladios en función de los lugares en donde se han encontrado restos o de su procedencia. El mas antiguo de todos ellos es el “Gladius Hispaniensis”, a partir del cual fueron realizadas las distintas variantes posteriores, la más antigua de las cuales era el modelo “Mainz”. Su hoja llegaba a los 55 centímetros de largo por 7’5, como máximo, de anchura. Sus filos no eran completamente rectos y hacia la mitad de la hoja, mostraba un estrechamiento y su punta era larga. Inicialmente se creyó que éste modelo era el verdadero, ya que era una reproducción del modelo que las legiones conocieron en sus primeras incursiones en Hispaniae. Durante el siglo I d.C. el Gladius se estilizó. Los bordes de la hoja se hicieron rectos y la punta menos pronunciada. Ésta fue la espada de las legiones de Trajano. El “Fulham” era algo más estrecha, apenas cinco centímetros, y sus lados eran completamente rectos, salvo un ligero ensanche en la parte más próxima a la empuñadura. Finalmente, el tipo “Pompei”, tenía los filos completamente paralelos y la punta ligeramente más corta que los modelos anteriores. En los tres casos, la sección de la hoja era romboidal, sin acanaladuras.

El procedimiento de fabricación consistía en formar el alma de la hoja con acero bajo en carbono, mientras que los filos eran altos en carbono. La hoja se unía a la empuñadura mediante un vástago que se recubría con una cacha anatómica y con un clavo decorativo en el extremo. Se llevaban en el interior de una guarda, colgadas del lado derecho por una correa de cuero (tahalí) de 1,25 a 2,5 centímetros de ancho. La vaina disponía de cuatro anillos para colgarla de la correa. En los primeros momentos, la “Mainz” se colgaba del cinturón y la vaina tenía solamente dos anillos para fijarla.

Era un arma diseñada para perforar con su hoja de 60 centímetros de largo. Los maestros de armamento romanos habían comprobado que un corte con el filo de la espada no era necesariamente mortal, salvo que alcanzase algún punto vital del cuerpo y, ni siquiera era seguro que dejara fuera de combate, en cambio, bastaba con una penetración de cuatro o cinco centímetros con la punta para que la herida fuera, especialmente en el abdomen, casi siempre, mortal y, como mínimo dejara fuera de combate al adversario.

Además de su cualidad punzante, la sección romboidal del Gladio le confería una extraordinaria solidez y estabilidad. Esta espada demostró siempre su eficacia en el combate cuerpo a cuerpo y a distancia corta. La técnica de lucha con esta espada era muy simple. El infante debía estar protegido por el escudo con el que paraba los golpes de la espada del adversario, esperando encontrar el momento para clavar la punta del Gladio en el flanco descubierto o en el abdomen. Esta espada evitaba los largos movimientos de arriba abajo o transversales, que dejaban instantes de vulnerabilidad, sustituyéndolos por movimientos de atrás a delante. Evidentemente, se trataba de un arma ofensiva que servía muy poco en caso de defensa estratégica. Las mortandades que causó en Cannas y, ya manejada por los legionarios romanos, frente a los macedonios, atestiguaron su extraordinaria efectividad en el combate. Los romanos vieron como en los primeros choques con los celtíberos, su escudo era perforado por los soliferrum, tras lo cual el enemigo desenvainaba su espada corta y cargaba protegido por un escudo de origen celta. En una economía de esfuerzos excepcional, el único movimiento que realizaba el guerrero era mover el brazo perpendicularmente al cuerpo, hacia delante. El armamento romano, en esa época, estaba pensado para golpear al enemigo, pero al alzar la espada dejaba a cubierto su flanco, momento en el cual era atravesado por el Gladio.

El Gladio desorientó inicialmente a los legionarios romanos al llegar a Iberia; jamás habían encontrado una forma de lucha igual en sus anteriores campañas y, después de los primeros combates se convencieron de su superioridad. A raíz de estas experiencias, el Senado Romano decidió adoptarla como espada de ordenanza en sustitución de la espada griega hoplítita. Manejadas por los expertos infantes españoles en sus guerras contra Roma, estas formidables armas causaron tal terror en los legionarios romanos que el Senado decidió adoptarla como arma estándar en el equipo romano sustituyendo a la espada griega de hoplita. El genial pragmatismo romano logró superar esta táctica incorporando el escudo samita a la defensa del infante. Éste escudo era de mayor tamaño que el celta y ofrecía una mayor protección.

A pesar de que la palabra Gladio y Gladiador tengan la misma raíz fonética, no era la espada utilizada habitualmente por los combatientes del Circo. Estos utilizaban una espada extremadamente corta, de apenas 30 centímetros. El ciclo del Gladius Hispaniensis llega desde la Segunda Guerra Púnica hasta que se generalizaron los enfrentamientos con las tribus germánicas y las modificaciones de la estrategia romana hicieron que aumentara la importancia de la caballería. Para las unidades a caballo era preciso disponer de una espada más larga. Esta resultó ser la “spatha” copiada directamente los enemigos germanos y de la que deriva el término espada. La spatha tenía entre 70 y 100 centímetros de hoja y se generalizó en el siglo II para las unidades de caballería y a partir del IV también para la infantería. La spatha permitía el combate a distancia e intentar derrotar al enemigo mediante el tajo y no solamente con la punta. La spatha subsistió al hundimiento del Imperio Romano y modelos evolucionados se encuentran entre los vikingos del siglo IX a XI. Se suele aceptar que la spatha es un producto de la evolución que va del Gladius Hispaniensis a la espada medieval.

Metafísica de las dos espadas

Con relativa seguridad podemos reconocer en el Gladius Hispaniensis una espada de origen celtíbero o la evolución de una espada de origen celta, mientras que la Falcata es un arma utilizada por los pueblos íberos. En el estado de nuestros conocimientos parece poderse afirmar que mientras los pueblos íberos procedían del Norte de África y eran pueblos específicamente mediterráneos de los mismos troncos étnicos que minoicos, cretenses, etruscos o pelasgos, los celtas pertenecen al mundo indo-europeo. Al tratar de interpretar los datos facilitados por la hematología ya aludimos a la contradicción esencial entre ambos tipos de pueblos que se manifiesta incluso en la forma de las dos armas.

Los pueblos mediterráneos practicaban el culto a la Gran Madre, a la diosa, y eran fundamentalmente telúricos y lunares. Inevitablemente, la Falcata Ibérica ha sido comparada a las espadas de tipo asimétrico cuya forma evoca precisamente al perfil de la luna en creciente. Por su parte, los pueblos indo-europeos practicaban los cultos masculinos, viriles y solares. Cabré, arqueólogo español que dedicó algunas páginas al Gladius Hispaniensis, quiso ver en esta espada una prolongación del brazo elevado y con la palma extendida con el que los celtíberos saludaban al sol.

No se trata solamente de su origen, sino de cómo se incorporaron estas almas al gran conflicto en el mundo antiguo. La Falcata terminó incorporándose a los ejércitos cartagineses que penetraron en la Península Itálica durante la Segunda Guerra Púnica, mientras que el Gladius Hispaniensis se incorporó a las legiones romanas. En la lucha entre Roma y Cartago, el mundo antiguo vio el gran choque entre dos concepciones del mundo irreductiblemente opuestas entre sí. Los cartagineses, adoradores de Tanit y de Astarté, potencia comercial puesto al servicio de los intereses de la oligarquía comerciante, potencia naval por excelencia, fueron, finalmente batidos por los adoradores de Apolo y de Zeus, imperio político puesto al servicio del impulso civilizador, potencia continental. El enfrentamiento entre Tierra y Mar, entre Política y Economía, entre diosas telúricas y dioses solares, entre comerciantes y guerreros, se saldó con la victoria de Roma.

Sobre el territorio de la Península Ibérica, estas dos armas, Gladius Hispaniensis y Falcata Ibérica, diseñadas con dos concepciones diferentes para el combate, son, en última instancia, la prefiguración del drama de este país: en la más remota antigüedad, ya existieron “dos Españas”.

© Ernesto Milà – infokrisis 

martes, 16 de abril de 2013

El Scorpion de Vitruvio

"59 escorpiones ... por legión velocidad de disparo 4 rondas de un minuto ... 
Esto es más de 200 flechas pueden perforar escudos y corazas 
que agobian al enemigo durante más de 300 metros de distancia! '

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, la arqueología experimental en el campo de la artillería romana no es una novedad. De las réplicas del siglo XIX de la antigua catapultas han surgido y son artilleros que han estudiado el tema: Deimling Baden capitán de artillería fue el primer "fuego abierto" en 1853. Por desgracia, estas réplicas han desaparecido durante la Segunda Guerra Mundial "víctimas" de una bomba aliada destruyó el museo de Karlsruhe. Unos años más tarde, otro capitán de artillería, un francés, Verchere de Reffye, se embarca en la aventura misma a instancias del emperador Napoleón III, muy aficionado a la arqueología también puede ver todavía algunas de estas réplicas en el Museo de Antigüedades Nacionales de Saint-Germain-en-Laye. Es, sin embargo, el mayor E. Saxon artillería Schramm que tenemos las mejores réplicas, ocho de los cuales son todavía visibles en la Saalburg museo.

Más recientemente, a principios de 1970, los grupos del desfile legiones romanas comenzaron a girar en la construcción de réplicas o ballesta escorpión. , En particular a través de la obra del alemán D. Baatz y británicos EW Marsden, así como los descubrimientos arqueológicos realizados en el sitio en español Ampurias, equipo nuevo y pudieron salir en la primera vez en el Reino Unido, con la Guardia Ermine Street, luego en Alemania dentro de la Legión Augusta VIII. A diferencia de las réplicas del siglo XIX, que sean visibles para el público en general en varios eventos e incluso sesiones de tiro en el programa ...

Grupos desfile de legiones romanas en Francia son más recientes (Legión VIII Augusta francés no tiene más de 5 años) y sólo muy recientemente que la réplica escorpión "de cosecha propia" sido posible.
Este ejemplo bastante dramático de la arqueología experimental puede hacer la historia más viva, más concreta y accesible para el público en general. También permite especialmente arqueólogos e historiadores ver materializado máquina lo más cerca posible al objeto de su investigación incesante. Sin embargo, antes de llegar a una réplica fidedigna, tanto en su fabricación y su funcionamiento, es necesario sumergirse en la época antigua y recopilar toda la información disponible a partir de tres fuentes diferentes:
1. Escrito fuentes.
Una serie de autores griegos y latinos han calificado estos "tormenta" (nombre latino genérico para estas máquinas), algunos un punto de vista literario, un punto de vista más técnico. Entre los más importantes son Julio César en su Bellum gallicum, Amiano Marcelino, en sus Historias, Josefo, en su Guerra de los Judíos, Vegecio en su rei militaris Epitoma. Todos estos autores evocan máquinas de un modo literario del todo bien aproximada.Permanecer Herón de Alejandría en su Belopoïca y Vitruvio en su De Architectura, describimos dos máquinas de una manera mucho más técnico. Estos escritos nos dan información valiosa sobre cómo se utilizaron los escorpiones, peces ballesta, y evaluar otros. Sin embargo, con sólo unos pocos bocetos ásperas y diagramas a menudo se encuentran en los manuscritos medievales y sin información precisa acerca de los materiales utilizados, en realidad no es evidente para representar visualmente esta clase de máquinas de guerra, tantas veces utilizado en la guerra de sitio (el arte asiento del conductor).


La evolución de las máquinas de chorro de nomenclatura greco-romano
Términos tormenta, ballesta y catapulta a menudo se confunden y que desde la época romana. Y el escorpión que significa un poco los brazos dobles lanzador de flechas en César se convierte en Amiano, dos siglos más tarde, un lanzador de bola en un brazo. Aquí, se encuentran una cronología poco corto de artillería antigua. Se pueden clasificar en dos grandes categorías, dependiendo de la naturaleza de sus proyectiles respectivas: en primer lugar, que los rasgos décochaient oxybèles que van desde la flecha de madera simple en la viga y por otro lado, lanzando lithoboles bolas de piedra.
La tormenta vistas por Julio César
La tormenta mortífera precisión se puede apreciar en su justo valor en un episodio de Avaricum asiento tributo particularmente patético que César pasando el valor de los galos: "El resto de la noche había pasado y siguen luchando en todo puntos, la esperanza de superar constantemente revivida entre el enemigo, más que vio las torres del dosel por el fuego y se dio cuenta de la dificultad que sentía por nosotros para el futuro corto, para rescatar a sus camaradas todavía tropas frescas sustituyeron las tropas cansadas, mientras que el destino de la Galia parecía depender de ellos esta vez. Sucedió cuando los ojos ante algo que parecía digno de recuerdo, y no nos sentimos la necesidad de mencionar.Había una puerta a un galo que lanzó a la torre de bolas de fuego de sebo y brea que pasó de mano en mano, una parte relacionada con un escorpión le traspasó el costado, y cayó inconsciente. Un vecino que abarca el cuerpo, sustituyó en su obra: él también se echó a su vez golpeado por un escorpión y una tercera le sucedió, y la cuarta, tercera, y la estación no dejó de ser ocupada por combatientes hasta que el fuego se haya extinguido y el enemigo empujado en todo el frente de batalla, la batalla terminó. "
César, Bellum gallicum
2. Fuentes iconográficas.
Desafortunadamente, son pocos. El mayor tamaño de la columna de Trajano en Roma. Casi treinta metros y serpentina, esta columna puede pretender ser de alguna manera una de las más antiguas de la "historieta" de la historia. Se habla de la conquista de Dacia (aproximadamente la actual Rumania) por las legiones del emperador Trajano en el siglo segundo antes. Cinco bajorrelieves en esta columna se relacionan directamente con la artillería y si la arquitectura y las proporciones de estas catapultas están bastante bien reproducidos, los detalles son virtualmente inexistentes. Además, se describe un sistema de catapulta mucho más tarde que el de Vitruvio Escorpio.

También se encuentra la columna relieves, barandilla o una caída, como Vedenius, que data de finales del siglo primero, que es mucho más cercano a nuestra recuperación. Este sarcófago es la cabeza de un hueso de un escorpión provisto de su protección frontal. Un escorpión también está presente en la parte inferior de una columna a Pérgamo. 
En realidad, la representación más interesante para nuestra máquina es que vemos en una pequeña joya de Psique Cupido lanzamiento con un escorpión . Todo está ahí, para izar sistema.
3. Las fuentes arqueológicas.

Afortunadamente, son más numerosos. De hecho, en su mayor parte, se encuentran allí desde hace mucho tiempo, pero ellos también fueron a menudo enigmático mal catalogados en los museos. Así, el ejemplo más famoso fue una cabeza de un hueso completo una catapulta encontrado en Lyon relativamente tarde en el siglo pasado. No fue sino hasta la obra de Michel Feugère por el camino por fin algo que tipo de rueda de carro pequeño (modioli) supuestamente arrastrado a un soldado romano detrás de él para llevar su equipaje. Es difícil decirle a las interpretaciones de los restos arqueológicos. 
Las únicas partes restantes son, de hecho, las partes metálicas, tales como modioli (barriles para la tensión de las cuerdas), cremalleras, ruedas de trinquete winches o más raras, placas ornamentales que adornan la parte delantera y la protección de los escorpiones delantal. Todo lo demás ha desaparecido o se ha reutilizado. Proyectiles tan poco, balas y flechas fueron encontrados, como recortar más tarde. 
De hecho, el descubrimiento más importante para nuestra Vitruvio escorpión, del siglo I aC se hizo en el pie de una torre de altavoces la ciudad romana de Ampurias España.Se trata de una armadura de acero completa con una cabeza de un hueso modioli también de acero, que se suelda a la cabeza de un hueso. Este descubrimiento ha dado un salto adelante en la investigación de artillería antigua. Por primera vez, se había encontrado una reliquia casi completa que se podía comparar con el texto de Vitruvio, quien, en el libro X de su De Architectura, explica cómo hacer esta máquina. Otros descubrimientos más recientes tienen también otras interpretaciones de los descendientes de estas máquinas, como en Cremona, donde fue encontrado y una placa frontal con decoraciones en bronce, así como los archivos en Rumania, y Orsova Gornéa .
CÓMO HACER UN Vitruvio SCORPION?
Es a partir de estos tres tipos de fuentes antiguas que podemos tratar de recrear esas catapultas desaparecido desde hace más de 1500 años ...Esta tarea, a pesar de que es mucho más factible que la clonación de un mamut no es menos arduo como los elementos que faltan son comunes. El secreto está en la confrontación de las fuentes y la experimentación, sazonado con una buena dosis de improvisación. 
Efectivamente, a diferencia de las réplicas anteriores, estos dos escorpiones fuera el dueño de un activo "credibilidad histórica" innegable ...Es, de hecho, la primera vez que dos réplicas de artillería antigua sería científicamente a partir de los escritos de Vitrubio.
El primer paso, el texto de Vitruvio.
Se trata de un texto técnico latina de la segunda mitad del siglo I aC tuvo que traducir e interpretar . 
Es en la última parte del libro X de De Architectura de Vitruvio, dedicada a la mecánica militares que es la manera de construir un escorpión, es decir, un dispositivo pequeño lanzador de flechas. El autor nos da todas las proporciones de la máquina. Su descripción es (cuyo funcionamiento se basa en un sistema denominado "fibra de torsión", la Tormenta) no es evidente a primera. Así es como podría explicar los términos utilizados por Vitruvio.(Nombres diferentes refiriéndose al plano de la máquina).

"Dos haces de cables de nervios (Nerui torti) o cerdas, enrollado en vertical alrededor de las palancas de apriete (epizugides) basado en barriles de metal (modioli) y el centro de la cual se fijan dos brazos de madera (bracchia) interconectadas por Archer cuerda están fijadas a un marco de madera (cóndilo) el centro de la cual pasa el eje de la máquina se compone de una larga pieza fija (canaliculus), en cuyo interior se desliza una especie de cajón (canalis fondo), con un canal de recepción de la flecha y una garra (epitoxis) que re ¬ arquero sostiene la cuerda. Al devolver el cajón en la parte trasera por medio de un cabrestante (sucula) unido al extremo del tambor, la cuerda tira arquero ar ¬ detrás del brazo que por lo tanto ejercer una presión sobre los tortis fibra. Una vez que la cuerda liberado de la garra arquero por medio de una pequeña palanca (manucla), el retorno de los brazos a sus posiciones iniciales, así propulsar el proyectil cuerda arquero y hacia adelante. Este conjunto se coloca sobre una base estable (columela y subiectio) con un eje (columelas caput) y que tiene un sistema de puntuación (Columna menor posterior). '

El principal problema es esencialmente el de Vitruvio es también un matemático y, supuestamente inspirado por los pitagóricos griegos y su número de oro famoso, desarrolló una especie de regla que todas estas medidas se derivan de un módulo que se llama, en este caso, el foramen. 
Este es el diámetro del agujero en la parte superior e inferior (los péritrètes) cubierta (cóndilo) de la máquina y que pase el modioli (los barriles), por tortis que pasan las fibras, lo que es por todo un conjunto de medidas para determinar las proporciones del componente diferente ¬ ¬ incl partes de Escorpio. 
foramen Se deriva del tamaño de la flecha para ser nueve veces más. Por lo tanto, si tomamos el ejemplo de los Ampurias catapulta, con foros ¬ hombres de alrededor de 80 mm, la flecha disparada por el dispositivo hasta el momento 720 mm. 
por lo tanto debe volver a traducir estas fracciones dadas por Vitruvio en las medidas actuales y no fue una tarea fácil. Entonces usted debe comparar estas cifras con los restos arqueológicos encontrados y formular hipótesis diferentes. Un ejemplo de esto fue el sistema conjeturas cabrestante. Vitruvio no nos dice mucho sobre ella. Así, los dos escorpiones había recibido originalmente un sistema diferente, uno estaba equipado con un bastidor y el otro trinquete y el trinquete. Muy pronto nos dimos cuenta de que el bastidor era demasiado aleatorio para ajustar el fuego, mientras que el trinquete y permitir una mayor precisión en cuerdas de tensión.
Segundo paso, la realización real
Es a través de estos planes que bajo la dirección de Laurent Cabot Profesor de Humanidades, Historia y Gilles Forget, profesor de carpintería, en el contexto de un carácter multidisciplinar Project Professional (CPPS), los estudiantes Bac edificio pro escuela profesional en el Chardeuil Dordogne realizado el primer prototipo del escorpión tipo de Vitruvio, unas semanas antes de la réplica creada por Emmanuel Lleno de la asistencia del Sr. M. Dumaine y pin, respectivamente profesores mecánico y ebanistería ESAT Giel en Orne. 
supuesto, algunos puristas de la arqueología experimental se puede culpar a estos dos réplicas se han realizado en los talleres modernos con instrumentos contemporáneos y piezas de metal fueron mecanizadas en vez de ser falso, pero desafortunadamente nuestros medios económicos no eran lo suficientemente grandes y no se olvide, también hubo un propósito educativo en estos logros.
Tercera etapa de experimentación.
Se completó la construcción de máquinas, les tomó un try. Las primeras pruebas del prototipo sólo por talleres Chardeuil marzo 2004 fueron decepcionantes y alentador. Decepcionante porque la primera flecha no excederá de 40 metros! Es cierto que las primeras flechas no fueron construidas muy equilibrado y muy pesada ... Fomentar la réplica porque estaba sano y prefiguró el problema una vez resueltas las flechas rendimiento mucho mejor.
Esto es Pascal Lavaud, taillandier a Donzenac Corrèze y especializado en réplicas de armas de fuego antiguas que se encarga de la tarea haciendo puntas de flecha idénticos a los encontrados en las excavaciones arqueológicas y un conjunto de ceniza en su extremo trasero con una cola de tres pergamino lados. 
Y, en efecto, en mayo de 2004, con motivo de la festividad de los estudiantes de Pau durante una manifestación pública, nuestras flechas superado los 100 metros, aunque la torsión tensión del sistema estaba lejos de estar en su máximo. 200 metros debería ser posible, pero hasta ahora dispara a la máxima potencia no se realizaron porque plantea cuestiones de la seguridad y la longitud disponible). 
desde los bastidores del sistema, también al azar fue reemplazada completamente por una sistema de trinquete y el trinquete gracias a perfectamente fiables y funcionales a la experiencia de Jean-Yves Attard "mecánico asistente" para Lescure d'Albi en el Tarn.
A primera vista, uno puede ser sorprendido por la muy oscuro (casi negro) VIII Scorpion Legión. Fue después de algunas investigaciones que la hipótesis de la protección de estas máquinas contra la humedad y el daño de los insectos con betún de Judea, que era de uso común en la época romana parecía convincente. Sin embargo, la posibilidad de que las máquinas de madera que sirve en las legiones romanas fueron protegidos con aceite de linaza o de nuez, ya que la segunda máquina parece igualmente válido. 
2005 fue un año de muchos cambios han seguido con el fin de optimizar el uso de nuestra catapultas flechas. Primero probamos un nuevo par de vigas laminadas brazos curvos que en teoría debería permitir aumentar la eficacia de la vacuna.Desafortunadamente, estas nuevas armas no fueron largo resistir la fuerza de tracción del cabrestante. Entonces nuestros dos escorpiones fueron equipados con armas de roble macizo curvados y una sección más grande. Las pruebas posteriormente sin duda han demostrado su fortaleza, pero realmente no creo en las ganancias de desempeño y el desarrollo de nuevas armas se consideran. 
Durante el año 2006 se tiene previsto transformar los dos escorpiones carroballistas quitar la base y reemplazarla con un mirador sobre ruedas con el fin de aumentar la movilidad de estas catapultas. 
podría abordar otras muchas cuestiones resueltas a través de la experimentación o resolver en este tipo de respuesta, pero un simple El artículo no sería suficiente. Vamos a hablar todavía el "hic" principal, a saber, el sistema de torsión, que es la característica principal de estas máquinas. 
Durante la época antigua, el sistema de torsión se hizo a partir de una combinación de los tendones de los animales, crines de los caballos e incluso el cabello de las mujeres! No sabemos más: la experiencia romana en esta zona ha fallado y que incluso había comenzado a desaparecer al final del Imperio de Occidente, lo que explica la ausencia de estas máquinas en el Medio Edades en Europa Occidental. Faute de mieux, tenemos que contentarnos con un sistema de torsión basado cuerda sintética mucho más fuerte y menos sensible a los cambios de humedad y temperatura que el cáñamo más "temperamental" .. 
Como estas réplicas escorpión en manos de la Legión legionarios énfasis VIII Augusta grupos se colocó en la seguridad y precisión durante las manifestaciones públicas (50 m planos de dimensión destino humano con muchos fardos de paja detrás del objetivo), como no se olvide, que son réplicas genuinas artillería funcional utilizada por la legión romana. 
estas "armas" o "armas" de la época podría tener, de acuerdo con sus respectivos rangos, dos funciones principales. La primera reservada para máquinas de gran tamaño, como balistas y onagros: la "preparación artillera", incluyendo un perfecto ejemplo de esto se da en la primera escena de la película Gladiator, de Ridley Scott, en la que vemos un batería de estas máquinas de diferentes tamaños ejercen tal presión sobre los bárbaros habría sido suficiente para matarlos sin la intervención de la legión. Tenga en cuenta también el impacto psicológico de estas máquinas han tenido sobre la moral del enemigo., Como Amiano dice. 
[...] y flechas de ballesta armada de madera se vendó con su estridente y se extendió sin torsión detener una lluvia de proyectiles, mientras que los escorpiones dispararon bolas de piedra donde había apuntado manos expertas. (Hist., 24, 4, 16) 
La segunda, reservada para máquinas de pequeño tamaño, como los escorpiones haría uso de los asientos y no ocasionales en las fortalezas como las armas de precisión capaces de defender un punto particular en el frente batalla o matar a los líderes enemigos a distancia.
El problema del "torti nervi"
El principal problema con estas máquinas es la tensión de las cuerdas usadas para propulsar proyectiles. Así es como Vitruvio describe el dispositivo utilizado para alcanzar este tipo de resortes. 
Esto se refiere a los haces de fibras cuya elasticidad impulsa hacia adelante el brazo de la máquina. Se componen de pelo nervios caballo, o el cabello de mujeres. Podemos ver, en particular, que Vegecio dice crines feminarum en eiusmodi no tormentis minorem habere uirtutem (Epitoma Rei militaris, 4, 9).Habla de lo que las mujeres romanas no dudó en sacrificar su belleza cara a la adversidad, ofreciendo su pelo para arriba máquinas durante un asedio del Capitolio, matronae abscissos uiris Crines estoy re obtulere pugnantibus ¬ paratisque machinis. Él menciona este episodio con el fin de hacer un exemplum de la grandeza de los romanos y romanas Maluerunt enim pudicissimae feminae deformato capite ad tempus, libera uiuere maritis cum, quam hostibus integro seruire decorado. (Ver también Florus, Epit. 2, 15). Es Vitruvio (10, 12, 1-2) que explica cómo estos se pusieron en nervios tortis lugar en la parte de la ballesta:
"Uno toma dos piezas de madera (A) buena longitud rodamientos fijos allí donde los árboles son cometidas winches (B). Se cortaron trozos de madera en el medio, la práctica de recreo, y los entrantes reciben marcos (C) catapultas atrapado por las cuñas (D) para evitar que se mueva en vendaje operaciones. encerraron entonces en estos barriles marcos (E), donde se encuentran las llaves de hierro de bronce (F ) que los griegos llaman? "ejpizugivda." y luego presentó a los extremos del cable (G) en los marcos de apertura, se pasan por el lado opuesto, se encuentran en los tornos y lo envuelve de manera que cuando los cables se tensan por el torno, por medio de palancas (H) y de que el golpe de la mano, que hacen a cada lado del mismo sonido. A continuación, se detiene a las aberturas o sujeta por ¬, de manera que no pueden relajarse. El con lo que el lado opuesto, tienden de la misma manera con los cabrestantes y por medio de palancas hasta que sugieren el mismo sonido. C ' Así, por cuñas de interferencia que se catapultas configurar para que suene musicalmente antes. (parenhèses Las letras se refieren al dibujo que ilustra el método utilizado para apretar la torti Nerui). 
Aparato para tensar los cables máquinas de chorro (reconstrucción Philippe Fleury ) Los dos haces de fibras deben tener exactamente el mismo voltaje, y en ausencia de dinamómetro, sólo el sonido producido por la cuerda pulsada o golpeado servidores permitió la habitación para darse cuenta de la exactitud de la tensión. C es de nuevo Vitruvio (1, 1, 8), que hace hincapié en la importancia de la musicología para el arquitecto, o para aquellos que se sirven de una ballesta. arquitecto debe conocer la música que esté familiarizado con el sistema relaciones armónicas y las matemáticas, y también con el fin de ajustar correctamente el ballestas, catapultas y escorpiones. frames De hecho, hay agujeros derecho e izquierdo a través de la cual los muelles se estiran por medio de tornos, haces nerviosos, son fi ja ¬ detenido y que hacen suena determinado y reconocido igual al especialista del oído. De hecho, las armas que se introducen en la primavera, cuando se estira, debe enviar de la inyección y la otra de la misma forma y la misma fuerza, ya que no son "homotones", impiden que los proyectiles tienen un camino recto.
 "
conclusión
Este es el texto de Vitruvio que los planes de los dos escorpiones fueron diseñados: la primera vez que replica escorpión se hicieron teniendo en cuenta la experiencia de un arquitecto romano. 
Fase
de experimentación y pruebas para verificar los cálculos y supuestos prácticos. Así, después de algunos ajustes y ajustes de menú, se pasa muy rápidamente a la fase de "prototipo" a la de "réplica manifestación pública" Eso es un dispositivo que sin llegar a igualar el rendimiento de los escorpiones romanos reales pueden sin embargo, mostrar a la audiencia (ya sean arqueólogos experimentados simples o pequeños burgueses) la potencia y la precisión de la artillería romana galo perforado escudo ve a más de 50 m por un escorpión flecha da una idea del estado espíritu de los enemigos de Roma en el campo de batalla en contra de las "armas de destrucción masiva" de la antigüedad.
Bibliografía:
1. EW Marsden, artillería griega y romana, tratados técnicos, Oxford, Clarendon Press, 1971. 
2. N. Gudea y D. Baatz "Teile spätrömischer Ballisten und aus Gornea Orsova (Rumänien) Anhang mit einem: Garzas Cheiroballistra (Übersetzung)" SJ 31, 1974, p. 50-72. 
3. Ph. FLEURY, La mecánica de Vitruvio, PUC, Caen, 1993. 
4. Sr. Feugère, Armas de los romanos (De la República a la Antigüedad tardía), Ediciones errantes, París, 1993. 
5. R. SCHNEIDER, Die Antiken Geschütze auf der Saalburg. Die "Umschau", Frankfurt, H. Bech ¬ tiene Verlag, 1905. 
6. E. SCHRAMM, Die antiken Geschütze der Saalburg, Berlin, Weidmann, 1918. [Reimpreso en 1980 por el Museo de Saalburg con la observación hecha sobre el estado actual de la re ¬ ¬ che descubrimientos costosos y arqueológico por tu ¬ D. Baatz. 
7. D. Baatz "Ein Legio IV Macedónica Katapult aus der Cremona" MDAI (R) 87, 1980, p. 299-383. 
8. D. Baatz y Feugère señor, "Elementos de un agujero romano catapultte ¬ Vee Lyon" Gallia 39 (2), 1981, p. 201-209. 
9. C. Pitollet "La catapulta Ampurias" REA 22 (1), 1920, p. 73-76. 
10. C. CICHORIUS Die Relieves der Traiansaüle, Tafelband, Berlín, 1896.

domingo, 10 de marzo de 2013

El Gladius Hispaniensis, la espada de Roma

Posiblemente el gladius hispaniensis fue el arma que más muertes causó en el período comprendido entre el siglo III a.C. y el siglo IV d.C. Sólo tenemos que pensar en todas las guerras en las que estuvo involucrada Roma desde la adopción de esta arma para comprender su dilatado uso en el tiempo.
Posiblemente el gladius hispaniensis fue el arma que más muertes causó en el período comprendido entre el siglo III a.C. y el siglo IV d.C. Sólo tenemos que pensar en todas las guerras en las que estuvo involucrada Roma desde la adopción de esta arma para comprender su dilatado uso en el tiempo. Las guerras sociales, la conquista de la Galia, las guerras contra Mitríades, las guerras civiles, las guerras contra los dacios, partos y los persas, las invasiones bárbaras y un sin fin de conflictos más, produjeron una cantidad de víctimas mortales que se puede cifrar en millones de personas, y gran parte de esas víctimas cayeron bajo la afilada hoja del gladius. Si tuviéramos que buscar una similitud con un arma de la actualidad, podríamos comparar al gladius hispaniensis con el M-16 o el AK-47. 



La palabra gladius poco tiene que ver en un principio con los famosos gladiadores que morían en las arenas de los anfiteatros romanos. Gladius en latín significa precisamente espada, pero con el paso del tiempo esta palabra adquirió un carácter propio para pasar a ser el sinónimo de la espada romana por excelencia. En cambio la palabra “espada” que nosotros usamos actualmente para denominar a este tipo de armas blancas, proviene del vocablo latín spatha. Paradójicamente la spatha que usaron los romanos fue una evolución del gladius  que se originó en el siglo I d.C y que a su vez dio paso a la espada usada en la Edad Media.

El origen del gladius sigue siendo incierto, pues los investigadores siguen teorizando actualmente sobre su procedencia y el momento en el que las legiones romanas lo adoptaron. A pesar de todo esto, existe cierta unanimidad a la hora de afirmar que el gladius fue una espada cuyo origen está vinculado a los guerreros íberos.

El historiador español Fernando Quesada Sanz afirma en sus estudios sobre la falcata y el gladius que, el origen de esta última no está en la Península Ibérica, sino en una evolución de una espada celta perteneciente a la cultura de La Tené I, la cual fue modificada posteriormente en la meseta y el sur peninsular.


Son varias las fuentes escritas sobre las que se sustentan estas investigaciones. Entre ellas podemos destacar a dos historiadores de la Antigüedad, el griego Polibio y el romano Tito Livio. A esto debemos de sumarle un texto escrito en el siglo X denominado la Suda Bizantina, una gran enciclopedia de carácter histórico, acerca del mundo mediterráneo antiguo y escrita en griego por eruditos bizantinos.

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Fabricación y partes
La hoja era la parte primordial del gladius. Para su fabricación se usaba hierro de alta calidad, siendo la parte interior de la hoja baja en carbono y la exterior, la de los filos, alta. La empuñadura de los gladius se hacía aparte de la hoja. El material más usado para fabricarla era la madera, además del hueso y el marfil. Dichos materiales se tallaban formando una acanaladuras para mejorar el agarre, el cual, dicho sea de paso, era casi anatómico. La utilización de estos materiales ha evitado que hayan llegado hasta nosotros gladius con las empuñaduras intactas.

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Sección de la empuñadura

El pomo de las empuñaduras tenía como función el mejorar el agarre del gladius y evitar que éste se pudiera escapar de la mano del legionario. Su forma más habitual era la esférica. El guardamano, que estaba situado entre la hoja y la empuñadura, era de madera, pero para evitar que un golpe con otra espada pudiera atravesarlo se colocaba una pieza de latón.

Sobre la forma de portar estas espadas existían dos maneras. La primera era colgada del cinturón mediante unas correas de cuero, que se ataban a dos anillas de la vaina y que originalmente se cree que estaban situadas en la parte trasera. La segunda manera de llevar el gladius era con un tahalí de cuero. Para este menester la vaina contaba con cuatro anillas. La forma de colgarlo era del lado derecho.

Tipos de gladius
Como muchas armas de todos los tiempos, el gladius no fue ajeno a los cambios y modificaciones. Los tipos de gladius expuestos a continuación, responden a los nombres de los lugares de las excavaciones arqueológicas donde fueron encontradas las primeras piezas. El modelo denominado “Mainz” predominó entre el final de la República (s. I a.C) y el inicio del Imperio (primera mitad del s. I d.C). Podemos distinguirlo, a simple vista, por un característico estrechamiento en la mitad de la hoja. Dicha hoja tenía una longitud de unos 55 cm. y una anchura de 7,5 cm. La punta de la hoja era larga y sus filos no eran rectos del todo.

En un principio se creyó que el tipo “Mainz” era el genuino gladius hispaniensis que se usó primigeniamente, pero estudios posteriores llegaron a la conclusión de que era imposible cronológicamente situar a éste en una época anterior al siglo I a.C. Otra diferencia palpable entre el “Mainz” y el gladius hispaniensis eran sus medidas. La hoja del tipo “Mainz” medía como ya hemos señalado unos 55 cm aproximadamente de longitud y 7,5 cm de anchura, mientras que el gladius hispaniensis alcanzaba entre los 60 y 68 cm de longitud (sin incluir la empuñadura) y entre los 4 y 5,5 cm de anchura.

Durante el siglo I d.C. surgió la variante denominada “Fulham”, que era un poco más estrecha que la de tipo “Mainz”. La anchura de su hoja se quedaba en 5 cm y sus lados eran rectos, a excepción de un ligero ensanchamiento de la hoja a la altura de la empuñadura.

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Tipos de hojas

Por último, el tipo “Pompeii” de mediados del siglo I d.C, tenía una hoja un poco más corta que oscilaba entre los 42 y 50 cm. de longitud y un ancho de 5 cm. Los filos eran paralelos pero la punta de la hoja era más corta. Este modelo de gladius era mucho más fácil de fabricar y por tanto más barato de producir. La simpleza de su estructura así lo permitía ya que su hoja era más recta que en los modelos anteriores y su punta más corta. Se baraja la hipótesis de que esta forma de la hoja se hubiera adaptado al tipo de enemigo al que se enfrentaba el legionario romano. Muchos de los guerreros bárbaros carecían de armadura, con lo que una estocada era más que suficiente para eliminarlos. No se descarta tampoco que la punta corta se debiera a un intento de evitar que el gladius se quedara atascado en las costillas del enemigo.

Adopción y uso del gladius
Si tomamos como cierta la hipótesis de que el gladius hispaniensis fue adoptado por las legiones a raíz de la segunda guerra púnica, esto debió ser en gran parte resultado de la impresión que causó en las tropas romanas el uso de esta espada en manos de los guerreros íberos que luchaban con el cartaginés Aníbal.

“Los celtíberos difieren mucho de los otros en la preparación de las espadas. Tienen una punta eficaz y doble filo cortante. Por lo cual los romanos, abandonando las espadas de sus padres, desde las guerras de Aníbal cambiaron sus espadas por la de los íberos. Y también adoptaron la fabricación, pero la bondad del hierro y el esmero de los demás detalles apenas han podido imitarlo”. Suda Bizantina.

El gladius era una espada particular que exigía un uso determinado. Esta espada estaba ideada no para golpear con el filo, sino para pinchar y penetrar en el cuerpo del adversario con la punta de la hoja. Aunque el gladius contaba con dos filos paralelos, lo que se usaba realmente para matar era su hoja y su punta. Ya hemos visto los diferentes tipos de gladius que existían y las medidas de sus hojas y puntas.

“A este escudo le acompaña la espada (machaira), que llevan colgada sobre la cadera y que se llama española (iberiké). Tiene una punta potente y hiere con eficacia por ambos filos, ya que su hoja es sólida y fuerte”. Polibio (6,23,6).

Solamente con que la afilada y puntiaguda punta del gladius penetrara en el cuerpo del enemigo unos cuatro o cinco centímetros, la herida causada tenía grandes posibilidades de ser letal. La adopción del gladius hizo que cambiaran las tácticas de combate romanas de manera radical. Las legiones romanas desde entonces contaron con un arma ofensiva de primer orden, lo que les permitió machacar literalmente a sus adversarios en el campo de batalla.



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Gladius tipo Mainz





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Gladius tipo Fulham





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Gladius tipo Pompeii





La técnica de lucha para conseguir el resultado citado anteriormente era por tanto muy sencillo. El legionario, protegido por el scutum, esperaba a que el enemigo que tenía enfrente alzara la espada con su brazo para golpearle con el filo, momento en el cual aprovechaba para asestar en el abdomen u otra parte expuesta del adversario, un golpe lo más mortal posible.

"Los romanos entonces acudieron al combate cuerpo a cuerpo y los galos perdieron en eficacia, al no poder combatir levantando los brazos, que es la costumbre gala, puesto que sus espadas no tienen punta. Los romanos en cambio, que utilizan sus espadas no de filo, sino de punta, porque no se tuercen, y sus golpes, resultan muy eficaces, herían golpe tras  golpe, pechos y frentes, y mataron así a la mayoría de enemigos". Polibio.

La ventaja táctica obtenida por el gladius frente a las espadas usadas por los bárbaros galos o germanos se hizo patente durante la guerra de las Galias.

“Se ha notado que, por su construcción las espadas galas sólo tienen eficaz el primer golpe, después del cual se mellan rápidamente, y se tuercen de largo y de ancho de tal modo que si no se da tiempo a los que las usan de apoyarlas en el suelo y así enderezarlas con el pie, la segunda estocada resulta prácticamente inofensiva”. Polibio.

gladius_hispaniensis_04Leyendo este fragmento queda patente que la innovación tecnológica en el campo de las armas era ya crucial en la Antigüedad para ganar las batallas y las guerras. Hay quien ha denominado a la conjunción del gladius y del legionario romano como una “máquina de picar carne”. Una muestra de la letalidad del gladius nos la ofrece Tito Livio al hacer referencia a las luchas que mantuvieron los romanos con los macedonios:

“Acostumbrados a luchar con griegos e ilirios, los macedonios no habían visto hasta entonces más que heridas de pica y de flechas y raras veces de lanza; pero cuando vieron los cuerpos despedazados por el Gladius Hispaniensis, brazos cortados del hombro, cabezas separadas del cuerpo, truncada enteramente la cerviz, entrañas al descubierto y toda clase de horribles heridas, aterrados se preguntaban contra qué armas y contra qué hombres tendrían que luchar”. (Liv. 31,34).

Pero el uso del gladius adquiría su máxima expresión cuando era utilizado dentro de una formación legionaria compacta y disciplinada. Una cohorte podía defenderse y atacar igualmente con resultados favorables en la mayoría de las ocasiones. La disciplina y el entrenamiento exhaustivo hacía que la primera línea de legionarios fuera relevada por otra tras un tiempo de lucha determinado, dándose esos relevos sucesivamente mientras duraba el combate. De esta forma las legiones sostenían una lucha continua y sin cuartel, cosa que los enemigos bárbaros poco disciplinados y organizados no podían aguantar.

Al gladius se le puede achacar el hándicap de ser un arma exclusivamente ofensiva y no apta para los combates defensivos o en retirada, pero quizás esto no sea del todo cierto. Aún siendo un arma ideada para pinchar y penetrar, los filos paralelos le conferían capacidad para entablar una lucha defensiva usando el corte. El problema residía en su longitud, ya que para luchar de esa manera cuanto más larga fuera la hoja con más fuerza caía el golpe y más lejos se encontraba uno del enemigo.


La decadencia del gladius

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Spatha romana. Reconstrucción.
El proceso de decadencia y caída del Imperio Romano afectó también a las armas. En el caso del gladius, éste se vio abocado a un proceso de transformación y desaparición paulatina. Evidentemente, las tácticas de combate tuvieron que cambiar para que las armas sufrieran modificaciones. ¿Pero en qué consistieron esos cambios?. A grosso modo debemos encontrar en la crisis económica y en el miedo que generaron las diferentes invasiones bárbaras las respuestas a nuestra pregunta.

En cuanto a la primera, podemos señalar que el descenso de la actividad económica perjudicó la circulación del dinero, el cual era fundamental para sufragar el gasto enorme que generaban las legiones. No hay nada nuevo en esto, ya que sin dinero no se pueden pagar las soldadas y tampoco la logística que conlleva un ejército de grandes proporciones. Como consecuencia, ya no era posible entrenar a las unidades como en los mejores tiempos del Imperio, con lo que la eficiencia disminuyó notablemente. Como ya hemos dicho, la eficacia del gladius residía en un uso conjunto dentro de una unidad compacta y disciplinada, pero el entrenamiento para llegar a un nivel óptimo ya no era el mismo en el siglo IV que el en siglo I.

Sobre el miedo generalizado que provocaron las invasiones dentro de las fronteras del Imperio, éste se transmitió también en la forma de luchar. Si hasta el siglo III el gladius era el arma fundamental, este dio paso a la spatha. La spatha era una evolución del gladius originada en el siglo I, siendo su única diferencia la longitud de la hoja, que ahora oscilaba entre los 70 y 100 centímetros.

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Spatha romana siglo II d. C. Reconstrucción
El primer uso que se le dio a la spatha fue como arma para la caballería romana, pero al llegar al siglo IV vemos que estaba ya en manos de la infantería. A semejanza de los bárbaros que también usaban espadas largas, las legiones cambiaron su forma de luchar sustituyendo el apuñalamiento por el golpe con el filo de la hoja. La spatha, al ser más larga, evitaba el enfrentamiento a corta distancia con los bárbaros; cosa que con el gladius no era posible. Por tanto se puede observar el cambio de estrategia generado dentro del imperio romano. Durante la república y los mejores años del imperio el gladius era el arma ofensiva por excelencia; mientras que ya entrado el siglo III d.C, éste dio paso a un arma más defensiva, la spatha. Lo mismo ocurrió con las dos pila (pilum)) que llevaba cada legionario, que fueron progresivamente sustituidos por una lanza larga a semejanza de los guerreros bárbaros.

Para finalizar podríamos añadir que la decadencia y caída del Imperio Romano, tal y como han apuntado diversos historiadores, tiene una de sus causas en la propia población romana. Los asuntos de armas se fueron dejando en manos precisamente de los distintos pueblos bárbaros. A los ciudadanos del imperio no les seducía la idea de morir en los numerosos conflictos y guerras que se generaban en el limes (frontera romana), por eso las propias legiones se nutrían de bárbaros entre sus filas. Muchos emperadores usaron a los guerreros de estos pueblos invasores como tropas para alcanzar sus fines, ya fueran públicos en defensa del imperio o personales cuando se dirimían disputas para conseguir la púrpura imperial. Por ejemplo godos y hunos lucharon como auxiliares junto a las legiones romanas frente a otras tribus bárbaras que acosaban al imperio. Los godos fueron utilizados por Estilicón y los hunos por Flavio Aecio. Uno de los mayores generales que tuvo Roma en el siglo IV, Estilicón, era hijo de un bárbaro.

 Por aquaesextae