miércoles, 30 de octubre de 2013



‘AMBITUS’.

Nombre dado a un tipo de conducta de carácter delictivo y que básicamente consistía en llevar a cabo actividades injustas o ilegales para conseguir votos durante las campañas de los futuros magistrados (‘magistratus’) y que estaban prohibidas y penalizadas por el Derecho romano.

El término ‘ambitus’, para efectos jurídicos, se identificaba con las visitas y recorridos que hacía un candidato entre el electorado para promocionarse y pedir el voto. La figura del ‘ambitus’ tuvo importancia, toda vez que dentro de las diferentes asambleas populares o comicios (‘comitia curiata’, ‘centuriata’, ‘tributa’ y ‘plebis’) que participaban en las elecciones republicanas, era práctica común recurrir al favor popular para lograr los votos y asegurar el salir victorioso en las elecciones a las diferentes magistraturas.

No fue extraña la comisión de ‘criminae’ (delitos de carácter público), los que fueron penalizados de diferentes formas durante la República y el Principado, como por ejemplo el Edicto del dictador Cayo Maenius, (314 a.C.) que prohibió las coaliciones para adquirir cargos públicos. Asimismo, la ‘Lex Cornelia Baebia’, (181 a.C.), estableció que los castigados por ‘ambitus’, quedaban inhabilitados por un periodo de 10 años para ser candidatos a cualquier magistratura. Una ley posterior, la ‘Lex Cornelia Fulvia de Ambitu’, tipificó la corrupción con fines electorales como un crimen capital.
En el año 55 a.C. la ‘Lex Licinia de Sodaliciis’ estableció penas para las asociaciones o colegios que se organizaran deliberadamente para apoyar a los candidatos durante las campañas electorales a través de prácticas ilegales, en especial la compra de votos. Una ‘Lex Julia’, cercana al año 20 a.C., estableció sanciones para las conductas que restringían u ofendían la libertad de elegir.

En la etapa del Imperio, el nombramiento de los cargos públicos quedó en manos de los emperadores, lo que relajó totalmente los estrictos ordenamientos republicanos y generó que el ‘ambitus’ dejara de castigarse. En la etapa del Imperio absoluto se retoma la figura delictiva y se aplicaba la pena de exilio a quien pretendía ocupar un cargo de elección mediante protección indebida o abusiva del propio emperador, lo mismo que para quien pretendía ser reelecto (‘iteratio’).

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